En la guerra de Secesión norteamericana, que tuvo lugar entre 1861 y 1865, se enfrentaron las fuerzas de los estados del Norte (la Unión) contra las de los recién formados Estados Confederados de América, integrados por once estados del Sur que proclamaron su independencia de la Unión. En el trasfondo era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista (Norte) y otra agraria-esclavista (Sur). Los sureños declararon que no peleaban sólo por el mantenimiento de la esclavitud, pues, de hecho, la mayoría de los soldados confederados eran demasiado pobres para poseer esclavos. El Sur estaba empeñado en una guerra de independencia que mantuviera las relaciones entre el Norte y el Sur, manteniendo éste su propio status quo. Los confederados generalmente tuvieron la ventaja de pelear en su propio territorio y su moral era excelente aunque siempre dispusieron de menos soldados, desventaja que, según avanzaba la guerra y las bajas se acumulaban, se tornó crucial.
En el ecuador de la contienda, el ejército confederado de Robert E. Lee (quien había derrotado en numerosas ocasiones a los unionistas en la primera fase de la guerra) invade Maryland, uno de los estados frontera entre norte y sur (pero alineado con la Unión) con el objeto de destruir el ejército federal del Potomac (comandado por el Mayor General George G. Meade), lo que les hubiera abierto las puertas a la ocupación de Baltimore y de llegar incluso a Washington, para intentar poner fin a la guerra.
Hace 150 años, del uno al tres de julio de 1863, se desarrolló alrededor del pueblo de Gettysburg, Pennsylvania (como parte de la campaña homónima) la mayor batalla que ha tenido lugar en América del Norte y una de las más cruciales en la Guerra Civil Estadounidense, pues su desenlace cerraría para siempre la posibilidad del Sur de ganar la guerra y marcaría el punto de inflexión en la contienda que llevaría a la rendición del General Lee en Appomattox en abril de 1865. Esta batalla, la más sangrienta de la guerra con casi 8.000 muertos y unos 30.000 heridos, se considera el punto de inflexión de la contienda, a partir del cual las tornas cambiaron en favor de los Estados de la Unión.
En el ecuador de la contienda, el ejército confederado de Robert E. Lee (quien había derrotado en numerosas ocasiones a los unionistas en la primera fase de la guerra) invade Maryland, uno de los estados frontera entre norte y sur (pero alineado con la Unión) con el objeto de destruir el ejército federal del Potomac (comandado por el Mayor General George G. Meade), lo que les hubiera abierto las puertas a la ocupación de Baltimore y de llegar incluso a Washington, para intentar poner fin a la guerra.
Hace 150 años, del uno al tres de julio de 1863, se desarrolló alrededor del pueblo de Gettysburg, Pennsylvania (como parte de la campaña homónima) la mayor batalla que ha tenido lugar en América del Norte y una de las más cruciales en la Guerra Civil Estadounidense, pues su desenlace cerraría para siempre la posibilidad del Sur de ganar la guerra y marcaría el punto de inflexión en la contienda que llevaría a la rendición del General Lee en Appomattox en abril de 1865. Esta batalla, la más sangrienta de la guerra con casi 8.000 muertos y unos 30.000 heridos, se considera el punto de inflexión de la contienda, a partir del cual las tornas cambiaron en favor de los Estados de la Unión.
Tras dos primeros días en los que los sudistas logran expulsar a los federales del pueblo de Gettysburg, estos lograrían escapar y hacerse fuertes en las colinas que rodeaban la ciudad, convirtiéndolas en unas defensas inexpugnables que acabarían por destruir a las fuerzas de Lee en su intento de conquista. En la web de Historia El Gran Capitán hay un magnífico análisis sobre la gran carga final sudista sobre las posiciones yanquis llamada La carga de Pickett que sellaría el desastre del Sur. El estupendo documental dramatizado de History Channel que les ofrecemos cuenta la historia de los tres días que duró esta sangrienta batalla a través de ocho de los hombres que en ella combatieron, tres días que decidirían el destino de la guerra de Secesión norteamericana y de los propios Estados Unidos.